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domingo, 10 de agosto de 2014

Fusiones corporativas en 2014

La realidad del volumen y calidad de las fusiones llevadas a cabo este año 2014 constatan la vigorosidad de la recuperación bursátil, sobre todo en USA.

En siguiente artículo desde 'expansión' lo detalla:

LAS FUSIONES ALCANZAN SU NIVEL MÁS ALTO EN LOS ÚLTIMOS SIETE AÑOS

Los sobres de las facturas casi no caben ya por la ranura del buzón de los norteamericanos. El recibo mensual del teléfono de AT&T va acompañado de una misiva explicando cómo afectará al cliente la compra de DirecTV por valor de 48.500 millones de dólares (36.200 millones de euros).
El sobre de AT&T se junta con el de Comcast, que envía con la factura por uso del cable una carta sobre el impacto de la adquisición de Time Warner Cable por 45.200 millones.

Sus explicaciones se unen a las del sobre de la compañía del seguro médico, que tratan de aclarar en otro folio cómo se reflejará en el recibo la transferencia de propiedad de algunas de las grandes marcas de fármacos. Éstas, a su vez, envían sus propios documentos avisando de los cambios a los ciudadanos de EEUU, que vive un histórico boom de operaciones empresariales.

Las cifras hablan por sí solas: tras años de intentos fallidos, el valor total de las fusiones y adquisiciones entre enero y julio en todo el mundo alcanza ya los 2,27 billones de dólares (1,7 billones de euros), el nivel más alto desde 2007, cuando sumó 3,14 billones, según Dealogic. El salto es aún más notable si se tiene en cuenta que se trata de un 43% más que en los siete primeros meses de 2013, cuando fue de 1,58 billones de dólares.

La mejor noticia es que, como muestran los ejemplos de AT&T y Comcast, los acuerdos están afectando a empresas de primera línea, como es el caso también de Reynolds, el segundo fabricante de tabaco de EEUU con marcas como Camel, que quiere hacerse con Lorillard, el tercer productor, por 27.400 millones. O el de Facebook, que ha adquirido por 19.000 millones el popular WhastApp.

El poder económico de estas compañías explica que durante el ejercicio se hayan registrado veinte megaacuerdos u ofertas formales por más de 10.000 millones, también el mayor número desde el primer semestre de 2007.

Otros ejemplos son Holcim y Lafarge, que se han unido en una operación de 50.000 millones para crear el titán del cemento, o el fabricante de dispositivos médicos Medtronic, que ha pagado 42.900 millones por la irlandesa Coviden. Un caso similar es el de la farmacéutica AbbVie, que compró Shire, con sede en Irlanda, por 54.000 millones.

Estas dos operaciones muestran otra doble tendencia del año: la fortaleza de la industria sanitaria y farmacéutica, que lidera el volumen de operaciones seguida del sector de las telecomunicaciones, y el gusto de las empresas de EEUUpor firmas con sede en países con menor fiscalidad, especialmente en Reino Unido e Irlanda. La primera en intentarlo, aunque sin éxito, fue Pfizer, que quiso hacerse con la británica AstraZeneca por 116.000 millones, en la que podría haber sido la mayor operación de la historia en el sector farmacéutico.

Fue una de esas ofertas hostiles también tan de moda este año: en total, desde enero, se han registrado 38 opas no solicitadas por 150.000 millones, frente a las 19 operaciones de este tipo por 8.000 millones en el mismo periodo de 2013. Un ejemplo muy actual es Valeant, que en abril realizó una oferta no solicitada de 47.000 millones para comprar Allergan, fabricante de Botox, que resiste la batalla.

Toda esta ristra de nombres confirma que las fusiones y adquisiciones están afectando a la primera línea empresarial, en un fenómeno que los expertos llaman «la tormenta perfecta», en referencia al cóctel de cuatro factores que ha impulsado el negocio.

El primero es el mínimo histórico de los tipos de interés, que hace más fácil que nunca obtener financiación. La segunda razón es el repunte de las bolsas, que da a los compradores una valiosa moneda de cambio para pagar las ofertas. La tercera, las montañas de efectivo acumuladas durante la crisis. Y la última la presión de los accionistas, ávidos de que sus inversiones se suban a la ola de rentabilidad mundial en un año 2014 que amenaza con cerrar con cifras que harán historia.